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Para concluir, en este tercer volumen, me centro en la corriente Tecno-Romanticista y me remonto a su raíz simbolista. Inspirada por Les Fleurs Du Mal de Charles Baudelaire, trato de abordar la lucha entre lo terrenal y lo idealizado, utilizando elementos como flores, vino y plástico para crear bodegones abstractos y reflexionar sobre la pérdida de sensibilidad en la modernidad, causada por la saturación de estímulos; la resistencia de lo espiritual frente a lo artificial. Una autorreflexión acerca de la anestesia en la que estamos inmersos, una crítica de la ataraxia moderna. El nombre, El Hombre y el Mar, viene del poema 14 de su obra:
...
Te complaces hundiéndote en el seno de tu imagen;
La abarcas con ojos y brazos, y tu corazón
Se distrae algunas veces de su propio rumor
Al ruido de esta queja indomable y salvaje.

En cuanto a la técnica, consiste en una combinación de fotografía analógica y digital que posteriormente se manipula superponiendo capas con diversos tratamientos.